miércoles, 9 de noviembre de 2011

COMO TRABAJAR POR PROYECTOS

Introducción:
Todo proyecto, sea del tipo que sea, implica tres elementos: una propuesta de hacer o conocer algo, unos medios para llevarlo a cabo y un producto o realización que puedo evaluar y mejorar. Es, por lo tanto un proceso, válido para cualquier momento, edad y situación vital. A lo largo de la vida, cuando nos proponemos o buscamos algo, seguimos este itinerario: planificar, realizar y evaluar. 
Iniciarse en edades tempranas -educación infantil- en este proceso es importante ya que es una forma de aprender a vivir, de aprender a ser, a buscar metas, a poner los medios para conseguirlas y a autoevaluarse.
Cuando surge un proyecto en el aula, podemos comenzar colocando en la pared un trozo de papel continuo, largo y en blanco que se va llenando según los pasos que vamos realizando. Así al terminar el proyecto, tenemos delante el proceso que hemos seguido con cada uno de los pasos que hemos ido dando, para conseguir aquello que queríamos.

¿Qué es un proyecto?


El proyecto es un plan de acción y realización, que un grupo de niños y niñas y su maestra se proponen a sí mismos, con una clara intencionalidad de conseguir un resultado.
Para ello nos planteamos:
  • Argumentar, negociar y resolver:
  • Qué se quiere hacer
  • Para qué lo vamos a hacer
  • Qué necesitamos y con qué lo haremos
  • Dónde encontrar lo que necesitamo.
  • Asignar responsabilidades: quienes van a hacer cada una de las tareas y cómo
  • Evaluar el plan, los pasos dados y los resultados obtenidos 


Algunas claves importantes

1. Una concepción del niño y de la niña que entiende que el niño/a piensa, es crítico/a, reflexivo/a, pensante, capaz de crear hipótesis,...
No tiene que ocultar/callar sus saberes, porque nuestras actividades de aula, llevan al niño/a a poner en juego lo que sabe, lo que cree,... sus hipótesis, sus conocimientos, sus creencias, etc.
2. Una concepción de la educación que no busca solamente que el alumno/a adquiera mecánicamente unos contenidos, sino ayudarle a organizar el pensamiento, a relacionar. Es decir, enseñar a pensar.
Se trata de que el niño y la niña vayan creando procedimientos precisos, que le permitan aprender de forma autónoma.
3. Una concepción de la alfabetización donde el trabajo no radica solo en reconocer signos gráficos, es decir el alfabeto, sino que el objeto de trabajo son las prácticas sociales de lectura y escritura, que se desarrollan en la vida cotidiana. El cómic, la noticia periodística, la biografía, los anuncios, los refranes, las recetas, la carta, el periódico, etc., están presentes en el aula para ser interpretados y escritos.
4. Un cambio de actitud por parte del educador/a. Su labor principal no es transmitir conocimientos sino encauzar, orientar, guiar, provocar conflictos,... que posibiliten la construcción del aprendizaje. El maestro/a proporciona información y estimula para que el niño y la niña definan y construyan su propio saber.

Las interacciones entre los alumnos y alumnas son una herramienta de aprendizaje, por eso otro aspecto importante es el aprendizaje colaborativo y cooperativo. En el trabajo por proyectos el otro es alguien que también marca mi aprendizaje. Yo solo/a no llego al mismo sitio que llego en cooperación con lo demás, en grupo. Cuando trabajamos en un proyecto, la información que yo aporto se enriquece continuamente con lo que los demás aportan, incluso a veces se contradice, dando lugar al diálogo y a verificar, a comprobar, a buscar la postura más acertada. Es un dialogo continuo y un aprendizaje que se va construyendo con el saber, sentir, creer, hacer, ... de los demás.
En los proyectos todo se construye con la aportación de todos y todas. Incluso el mismo dossier, en el que recogemos cómo se ha llevado a cabo el proyecto, es elaborado en grupo, cada uno/a desde su momento y nivel de escritura, dibujo, conocimiento, creación, etc. pero todos/as tienen algo que hacer, decir o aportar. Y de todo y de todos/as se puede aprender. Valores como el respeto a lo diferente y la tolerencia entre otros.

Las familias, en ocasiones, se sorprenden de que los niños y niñas puedan hacer tantas cosas, saber de tanto y tener ganas de seguir aprendiendo, jugando, etc. Perciben lo importante que es enseñarles a investigar, que busquen y aprendan por ellos/as mismos/as, y cómo esto es una lección para ellos, pues son sus hijos e hijas los que les invitan y empujan a ir a la biblioteca, buscar cuando preguntan, etc. Se asombran de las capacidades que tienen sus hijos/as; cómo reciben y aprenden nuevo vocabulario, etc.
Por último subrayar que los proyectos no son una metodología didáctica, sino una concepción global de la educación que rompe con un currículum cerrado y que se interroga a cerca de cómo se aprende a leer, a escribir, a contar y a representar el mundo. Es una concepción que se basa en escuchar al sujeto, en el fomento del deseo de aprender y en el trabajo colaborativo entre los distintos agentes educativos. Incita a usar múltiples lenguajes: oral, corporal, escrito, plástico, matemático,...y pone en juego muchas capacidades: conversar, argumentar, consensuar, sintetizar, elegir, optar, planificar, seleccionar y no repetir, comprender, etc.